domingo, 9 de diciembre de 2018

VÍA CRUCIS EN LA HORA DE LA MISERICORDIA

VÍA CRUCIS EN LA HORA DE LA MISERICORDIA



Padre Eterno, te ofrezco la dolorosa Pasión de Jesús para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

Por su condena a muerte, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Por la cruz que le fue cargada sobre sus espaldas, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Por su primera caída, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Por las lágrimas de su Madre que vino a su encuentro, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Por su angustiosa fatiga por cuya causa se debió obligar a un hombre a ayudarlo, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Por la compasión de la mujer que le enjugó el rostro ensangrentado, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Por su segunda caída, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Por las palabras que EL dirigió a las mujeres que lo compadecían, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Por su tercera caída, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Por aquella brasa de dolor que presentaba su cuerpo cuando fue despojado de sus vestiduras, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Por la horrible transfixión de los clavos que atravesaron sus manos y sus pies, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Por el Agua y la Sangre que brotaron de su Corazón como “fuente de todos los bienes para nosotros” (San Pedro Canisio), ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Por la imagen de todos los dolores que ofrecía su Madre cuando lo tenía muerto entre sus brazos, a tal punto que aún hoy llamamos a esa escena “La Piedad”, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Por la piedra que se cerró sobre su sepulcro, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

A- VIA CRUCIS A LA DIVINA MISERICORDIA


Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Preparemos nuestro corazón para acompañar a Jesús en el camino doloroso que va desde el Pretorio al Calvario, terminando muerto en los brazos de Su Santísima Madre. Unamos sus sufrimientos con los nuestros y nos ponemos en presencia del Señor reconociéndonos pecadores:

¡Señor mío Jesucristo!

Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Tu quien eres, Bondad Infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberte ofendido, también me pesa porque me puedes castigar con las penas del infierno, ayudado de tu Divina Gracia apártame de toda tentación para no caer, propongo la firme enmienda y confesar mis pecados cumpliendo la penitencia que me sea impuesta. Amén.

Credo…

Padre Nuestro…

Ave María…

Gloria…

¡Oh Misericordiosísimo Jesús! Tu Bondad es Infinita y los tesoros de tus Gracias Inagotables. Yo confío enteramente en Tu Divina Misericordia. Y me consagro plenamente a Ti para vivir bajo los rayos de Tu Gracia y de Tu Amor que brotaron del Costado abierto de Tu Santísimo Corazón en la Cruz. Misericordia Divina, Fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad: Te Alabamos, te Bendecimos y te damos Gracias. Amén.

Canto: (Los cantos son Opcional)

Pequé Pequé DIOS MÍO, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Primera Estación


JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús! Ayúdame aumentar la gracia de mi conversión cada día. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Por tu injusta condena, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Segunda Estación:


JESÚS TOMA SU CRUZ A CUESTAS
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús! Tu elegiste este camino, ayúdame amarte cargando mi Cruz y siguiendo tus pasos sin rechazos. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Por Tu Cruz SacroSanta, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Tercera Estación:


JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús! Hazme fuerte para vencer mis bajas pasiones y levantarme rápidamente de mis pecados. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar:

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Por mí caíste en tierra, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Cuarta Estación:


JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús! Concédeme un tierno amor por Tu Madre, quien te ofreció por amor a mí. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Por Tu Angustiada Madre, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Quinta Estación:


JESÚS ES AYUDADO POR SIMÓN DE CIRENE
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús! Así como Simón de Cirene, abre mis ojos y mi corazón para ayudar a los necesitados sin esperar nada a cambio. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: He sido un mal hermano, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Sexta Estación:


LA VERÓNICA ENJUAGA EL ROSTRO DE JESÚS
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús! Graba Tu Imagen en mi corazón para no perder la fe aún en la tempestad. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Por Tu Faz Venerada, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Séptima Estación:


JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús! Levántame para no caer otra vez en el pecado, apártame del materialismo y de la vanagloria. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Por mí de nuevo caes, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Octava Estación:




JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús! Concédeme las lágrimas y la compasión para Agradecerte por lo que sufriste por mí. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Llorar mis fallas quiero, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Novena Estación:


JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús! No me dejes ceder a la desesperación. Permíteme ir a Ti en la pena y en la aflicción espiritual. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Por Tu tercer caída, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Décima Estación:


JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús! Ayúdame a sacrificar todos mis apegos anticristianos, a mortificarme y rezar por los demás. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Por Tu Sagrado Cuerpo, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Undécima Estación:


JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús! Así como aceptaste este dolor, ayúdame hacer Tu Voluntad para estar en unión contigo. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Yo te clavé en el leño, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Duodécima Estación:


JESÚS MUERE EN LA CRUZ
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús! Te doy gracias por Tu Sacrificio de Amor. Arranca de mí todo odio, envidia y rencor. Ayúdame a perdonar a los demás. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Por Tu Costado abierto, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Décimo Tercera Estación:


JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ y ENTREGADO A SU MADRE
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Déjame estar a tu lado Madre! Para que hoy y siempre me tengas cerca de Ti y te compadezcas por mí. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Por Tu Madre Afligida, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Décimo Cuarta Estación:


JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús: No todo está perdido! enséñame a esperar tu momento perfecto y exacto antes de caer en la tristeza, y decepción. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Estoy muy arrepentido, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

Décimo Quinta y última Estación:


JESÚS RESUCITA Y VENCE A LA MUERTE
¡Te Alabamos Oh Cristo y te Bendecimos! Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Oración: ¡Oh Jesús! Resucita en mí las virtudes de la Fe, esperanza y caridad, especialmente cada vez que yo te reciba en la Sagrada Comunión. Amén.

Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad, de Tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los pecados del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (10 veces.)

Al terminar: 

Bendita y Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Y los dolores de Su Santísima Madre triste y afligida al pie de la Santa Cruz. Amén.

Canto: Quiero ser buen cristiano, Piedad Señor Piedad… si grandes son mis culpas, mayor es tu Bondad. (x2)

SANTO DIOS, SANTO FUERTE, SANTO INMORTAL, TEN PIEDAD DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO. (Tres veces)
Para ganar Indulgencia: Por las intenciones y necesidades de nuestro Papa Francisco, por la Iglesia Católica y por la salvación de todos los sacerdotes te ofrecemos:

Un Padre Nuestro
Un Ave María y
Un Gloria
Canto: 

Perdona a Tu Pueblo Señor, Perdona a Tu Pueblo, perdónanos Señor. No estés eternamente enojado, no estés eternamente enojado perdónanos Señor. Perdona a Tu Pueblo Señor, Perdona a Tu Pueblo, perdónanos Señor. 

Persignarnos para terminar….. Amén.



Recuerda del camino Doloroso de Jesús todo el año, no solo para Cuaresma. Para Amarle y Agradecerle totalmente lo que sufrió por nosotros y nunca olvidarlo.

PROMESAS PARA LOS DEVOTOS DEL VÍA CRUCIS
A la edad de 18 años, Estanislao, joven español, ingresó al noviciado de los “Hermanos de las escuelas cristianas” , en Bugedo (Burgos, España). En la vida religiosa, este joven tomó los votos de religión que son: el cumplimiento de los reglamentos, avanzar en la perfección cristiana; y alcanzar el amor puro. En el mes de octubre de 1926, este hermano se ofreció a Jesús por medio de María Santísima. Poco después de haber hecho esta donación heroica de sí mismo, el joven religioso enfermó y meses después, murió en marzo de 1927.

Según el maestro de novicios, Estanislao era un alma escogida de Dios que recibía mensajes del cielo. Sus confesores y teólogos reconocieron estos hechos sobrenaturales como actos insignes. Su director espiritual le había ordenado escribir todas las promesas transmitidas por Nuestro Señor, entre otras las relacionadas con los devotos del Vía Crucis:

1.- Yo concederé todo cuanto se me pidiere con fe, durante el rezo del Vía Crucis.
2.- Yo prometo la vida eterna a los que, de vez en cuando, se aplican a rezar el Via Crucis.
3.- Durante la vida, yo les acompañaré en todo lugar y tendrán Mi ayuda especial en la hora de la muerte.
4.- Los que acostumbran rezar el Vía Crucis frecuentemente, gozarán de una Gloria extraordinaria en el cielo.
5.- Después de la muerte, Yo los libraré del purgatorio, lugar de expiación, el primer martes o viernes después de morir.
6.- Yo bendeciré a estas almas cada vez que rezan el Vía Crucis; y mi bendición les acompañará en todas partes de la tierra. Después de la muerte, gozarán de esta bendición en el Cielo, por toda la eternidad.
7.- A la hora de la muerte, no permitiré que sean sujetos a la tentación del demonio. Al espíritu maligno le despojaré de todo poder sobre estas almas. Así podrán reposar tranquilamente en mis brazos.
8.- Si rezan con verdadero amor, serán altamente premiados. Es decir, convertiré a cada una de estas almas en Copón viviente, donde me complaceré en derramar mi gracia.
9.- Fijaré la mirada de mis ojos sobre aquellas almas que rezan el Vía Crucis TODOS LOS VIERNES y Mis Manos estarán siempre abiertas para protegerlas.
10.- Así como yo fui clavado en la cruz, igualmente estaré siempre muy unido a los que me honran, con el rezo de TODOS LOS VIERNES del Vía Crucis.
11.- Los devotos del Vía Crucis nunca se separarán de Mí porque Yo les daré la gracia de jamás cometer un pecado mortal.
12.- En la hora de la muerte, Yo les consolaré con mi presencia, e iremos juntos al cielo. La muerte será dulce para todos los que Me han honrado durante la vida con el rezo del Vía Crucis.
13.- Para estos devotos del Vía Crucis, Mi alma será un escudo de protección que siempre les prestará auxilio cuando recurran a Mí.

VIA CRUCIS BASADO EN EL DIARIO DE SANTA FAUSTINA

Basado en el Diario de Santa Faustina



Oración preparatoria:

Señor misericordioso, Maestro mío, deseo seguirte con fidelidad, deseo imitarte en mi vida cada vez más perfectamente, por eso te ruego que a través de la meditación de tu Pasión me concedas la gracia de compren­der cada vez mejor los misterios de la vida espiritual. María, Madre de la Misericordia, siempre fiel a Cristo, guíame por las huellas de la dolorosa Pasión de tu Hijo y alcánzame las gracias necesarias para que este vía crucis sea fecundo en mi corazón.

I Estación - Jesús ante el Senedrín

Jesús a Santa Faustina: No te extrañes si a veces sospechan de ti injustamente. Yo por amor a ti, fui el primero en beber este cáliz„ de sufrimientos injustos (289). Cuando estaba ante Herodes he obtenido para ti la gra­cia de saber elevarte por encima del desprecio humano, de seguir, fielmente mis pasos (1164).

Santa Faustina: Jesús, somos sensibles a las palabras y queremos responder de inmediato, sin reparar si es la voluntad de Dios que hablemos. El alma silenciosa es fuerte, ninguna contrariedad le hará daño si persevera en el silencio. El alma silen­ciosa es capaz de la más profunda unión con Dios (477).

Jesús misericordioso, ayúdame a que sepa aceptar cada juicio humano y no me dejes pro­nunciar nunca la sentencia de condena contra ti en mis prójimos.

 II Estación: Jesús carga con la cruz

 Jesús a Santa Faustina: No tengas miedo de los sufrimientos, Yo estoy contigo, (151 ). Cuanto más ames el sacrificio, tanto más puro será tu amor hacia mí (279).

 Santa Faustina: Oh Jesús, te doy gracias por las pequeñas cruces, por las contrariedades con las que tropiezan mis propósitos, por el peso de la vida comunitaria, por una mala interpretación de mis in­tenciones, por las humillaciones por parte de los demás, por el comportamiento áspero frente a mí, por la salud débil y por el agotamiento de las fueras, por repudiar yo mi propia voluntad, por el anonadamiento de mi propio yo, por la falta de reconocimiento en todo, por los impedimentos hechos a todos mis planes (343).

Jesús misericordioso, enséñame apreciar las dificultades de la vida, la enfermedad, cada sufrimiento y con amor llevar esta cruz cotidiana.

 III Estación: Jesús cae bajo el peso de la cruz

 Jesús a Santa Faustina: Las culpas involuntarias de las almas no retienen mi amor hacia ellas ni me impiden unirme a ellas; sin embargo las culpas, aunque sean las más pequeñas pero voluntarias frenan mis gracias y a tales almas no las puedo colmar de mis dones (1641).

 Santa Faustina: Oh Jesús mío, soy tan propensa al mal y eso me obliga a vigilarme continuamente, pero nada me desalienta, confío en la gracia de Dios, que abunda donde la miseria es la más grande (606).

 Señor misericordioso. guárdame de cualquier infidelidad, aunque sea la más pequeña. pero vo­luntaria y consciente.

IV Estación: Jesús encuentra a su Madre

 Jesús a Santa Faustina: Aunque todas las obras que surgen por mi voluntad están expuestas a grandes sufrimientos, sin embargo considera si alguna de ellas estuvo expuesta a mayores dificultades que la obra directamente mía- la obra de la Redención.  No debes preocuparte demasiado por las contrariedades (1643).

Santa Faustina: Vi a la Santísima Virgen (…), que se acercó  mí (…) y me dijo estas palabras: Sé valiente, no tengas miedo de los obstáculos engañosos, sino contempla atentamente la Pasión de mi Hijo y de este modo vencerás. (449).

María, Madre de la Misericordia, está conmigo siempre, sobre todo en el sufrimiento, así como estabas en la vía dolorosa de tu Hijo.

V Estación: Simón Cirineo ayuda a Jesús a lleva la Cruz
 Jesús a Santa Faustina: Permito contrariedades para multiplicar méritos.  Yo no recompenso por el resultado positivo sino por la paciencia y el trabajo emprendido por mí (86).

Santa Faustina: Oh Jesús mío, tú no das la recompensa por el resultado de la obra, sino por la voluntad sincera y el esfuerzo emprendido; por lo tanto estoy completamente tranquila, aunque todas mis iniciativas y mis esfuerzos quedaran frustrados, ni fueran realizados jamás, si hago todo lo que está en mi poder, lo demás no es cosa mía (952).
 Jesús, Señor mío, que cada pensamiento, cada palabra, cada actividad sean emprendidos sólo por amor a tí.  Purifica mis intenciones.

VI Estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús 

Jesús a Santa Faustina: Has de saber que cualquier cosa buena que hagas a cualquier alma, la acojo como si la hubieras hecho a mí mismo (1768).

Santa Faustina: Aprendo a ser buena de Jesús de Aquel que es lo bondad misma, para que pueda ser llamada hija del Padre Celestial (669). Un gran amor sabe transformar las cosas pequeñas en cosas grandes y solamente el amor da valor a nuestras acciones (303).

Señor Jesús. Maestro mío, haz que mis ojos, mis manos, mi boca, mi corazón... sean misericordiosos. Transfórmame en misericordia.

VII Estación: Jesús cae por segunda vez

Jesús a Santa Faustina: La causa de sus caídas está en que cuentas demasiado contigo misma y te apoyas muy poco en mí (1488). Debes saber que por ti misma no puedes nada (639). No eres capaz de recibir ni siquiera mis gracias sin mi ayuda (738).

Santa Faustina: Jesús no me dejes sola (..). Tú sabes, Señor, lo débil que soy. Soy un abismo de mise­ria, soy la nada misma. Por eso ¿qué habría de extraño si me dejaras sola y yo cayera si me dejaras sola? (1489). Por eso Tú, oh Jesús, tienes que estar continuamente conmigo como la madre cerca de su niño débil, y aún más (264). 

Que me apoye tu gracia, Señor, para que no caiga continuamente en los mismos errores: y si caigo, ayuda que me levante y glorifique tu mi­sericordia.

VIII Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén

Jesús a Santa Faustina: Oh, cuánto me agrada la fe viva (1420). Deseo que haya en ustedes más fe en el momento actual (352).

Santa Faustina: Te ruego ardientemente, Señor, que dejes reforzar mi fe para que en mi gris vida cotidiana no me guíe según la consideraciones hu­manas, sino según el espíritu. Oh, como todo atrae al hombre hacia la tierra, pero una fe viva mantiene el alma en una esfera más alta y al amor propio le asigna el lugar que le corresponde, es decir, el último (210). 

Señor misericordioso, gracias por el santo Bautismo y la gracia de la fe. Vuelvo a llamar continuamente: ¡Señor, creo, aumenta mi fe!

IX Estación: Jesús cae por tercera vez

Jesús a Santa Faustina: Has de saber que el mayor obstáculo para la san­tidad es el desaliento y la inquietud injustificada que te quitan la posibilidad de ejercitarte en las virtudes ( ...)Yo estoy siempre dispuesto a perdo­narte. Cada vez que me lo pidas, glorificas mi misericordia (1488).

Santa Faustina: Oh Jesús mío, a pesar de tus gracias, siento y veo toda mi miseria. Comienzo el día luchando y lo termino luchando; en cuanto aparto una di­ficultad, en su lugar surgen diez por superar, pero no me aflijo por ello, porque se muy bien que éste es tiempo de la lucha y no de la paz. (606).

Señor misericordioso, te doy, lo que es mi propiedad exclusiva, es decir el pecado y la debi­lidad humana. Te ruego que mi miseria se aho­gue en tu insondable misericordia.

X Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras

Santa Faustina: Jesús se presentó delante de mí inespera­damente, despojado de las vestiduras, cubierto de llagas en todo el cuerpo, con los ojos llenos de sangre y de lágrimas, la cara desfigurada, cu­bierta de salivazos. De repente el Señor me dijo: La esposa debe asemejarse al Esposo.

Santa Faustina: Entendí estas palabras en profundidad. Aquí no hay lugar para ninguna duda. Mi semejanza a Jesús debe realizarse a través del sufri­miento y de la humildad (268).

 Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón según tu Corazón.

XI Estación: Jesús es clavado en la cruz

Jesús a Santa Faustina: Discípula mía, ten un gran amor para aquellos que te hacen sufrir; haz el bien a quienes te odian (1628).

Santa Faustina: Oh Jesús mío, tú sabes qué esfuerzos son necesarios para tratar sinceramente y con senci­llez, con aquellos de los cuales nuestra naturaleza huye, o con los que nos hicieron sufrir consciente o inconscientemente, esto es imposible humana­mente. En tales momentos mas que en otras oca­siones, trato de descubrirte a ti, Jesús, en aque­llas personas y por ti hago el bien para ellas (comparar 766).

Oh Amor purísimo, reina totalmente en mi corazón y deja amar lo que supera la medida hu­mana (comparar 328).

XII Estación: Jesús muere en la cruz

Jesús a Santa Faustina: Todo esto por la salvación de las almas. Reflexiona, hija mía, sobre lo que haces tú para su salvación (1184).

Santa Faustina: Entonces vi a Jesús clavado en la cruz.  Después de estar Jesús colgado en ella vi toda una multitud  de almas crucificadas con Jesús. Y vi la tercera muchedumbre de almas y la segunda de ellas. La segunda infinidad de almas no estaba clavada en la cruz, sino que las almas sostenían fuertemente la cruz, en la mano; mientras tanto la tercera multitud de almas no estaba clavada ni sostenía la cruz fuertemente, sino que esas almas arrastraban la cruz, detrás de sí y esta­ban descontentas. Entonces Jesús me dijo:

Jesús: Ves, esas almas que se parecen a mí en el sufri­miento y en el desprecio, también se parecerán a mí en su gloria; y, aquellas que menos se aseme­jan a mí en el sufrimiento y en el desprecio, serán menos semejantes también en mi gloria (446).

Jesús, Salvador mío, escóndeme en el fondo de tu Corazón para que alimentada con tu gracia pueda asemejarme a ti en el amor a la cruz y participar en tu gloria.

XIII Estación: Jesús es bajado de la cruz

Jesús a Santa Faustina: El alma más querida para mí es la que cree fuer­temente en mi bondad y la que tiene confian­za plenamente; le ofrezco mi confianza y le doy todo lo que pide (453).

Santa Faustina: Acudo a tu misericordia, Dios compasivo, sólo Tú eres bondad. Aunque mi miseria es grande y mis ofensas muchas, confío en tu miseri­cordia porque eres Dios de misericordia y desde tiempo inmemorial nunca se ha oído, ni el cielo ni la tierra recuerdan que un alma confiada en tu misericordia haya quedado decepcionada. (1730)

Jesús misericordioso, cada día multiplica en mí la confianza en tu misericordia para que siempre y en todas partes dé testimonio de tu bondad y tu amor infinito.

XIV Estación: Jesús es puesto en el sepulcro

Jesús a Santa Faustina: Aún no estás en la patria; así pues, ve fortalecida con mi gracia y lucha por mi reino en las almas humanas y lucha como una hija real y recuerda que pronto pasarán los días del destierro , con ellos la oportunidad de adquirir méritos para el cielo. Espero de ti (...) un gran número de almas que glorifique mi misericordia durante toda la eternidad (1489).

Santa Faustina: A cada alma que me has confiado, oh Jesús, procuraré ayudarla con la oración y el sacrificio, para que tu gracia pueda obrar en ella. Oh gran Amante de las almas, oh Jesús mío, te agradezco por esta gran confianza, ya que te has dignado confiar estas almas a nuestro cuidado (245).

Haz Señor misericordioso, que no perezca ni una sola alma de las que me has confiado. 

Oración después del Vía Crucis:

Jesús mío, mi única esperanza, te agradezco este gran libro que has abierto delante de las ojos de mi alma. Este gran libro es tu Pasión afrontada por amor hacia mí. De este libro he aprendido cómo amar a Dios y a las almas. En él están encerrados inagotables teso­ros (...). Oh Jesús, que pocas son las almas que te en­tienden en tu martirio de amor (...). Feliz el alma que ha entendido el amor del Corazón de Jesús (304).

VIA CRUCIS EN LA DIVINA MISERICORDIA




A las 15, Hora de la Divina Misericordia, Jesús pide rezar el Via Crucis. No pide la coronilla a esa hora.
Lo ideal es rezar el Via Crucis. La Coronilla se puede rezar en cualquier otro momento.
Para el Via Crucis basta una meditación piadosa y una oración por estación: incluso se puede hacer en menos tiempo que la Coronilla, aunque lo ideal es dedicar más tiempo a contemplar cada estación.
El Via Crucis, oración compuesta por la Santísima Virgen, no es sólo para Cuaresma sino para todo el año, incluso Domingo y fiestas.
Abajo un modelo de Via Crucis en base a las meditaciones del confesor de Santa Faustina, Beato Popocko.



Vía Crucis de la Divina Misericordia

Oración preparatoria:
Señor misericordioso, Maestro mío, deseo seguirte con fidelidad, deseo imitarte en mi vida cada vez más perfectamente, por eso te ruego que a través de la meditación de tu Pasión me concedas la gracia de compren­der cada vez mejor los misterios de la vida espiritual. María, Madre de la Misericordia, siempre fiel a Cristo, guíame por las huellas de la dolorosa Pasión de tu Hijo y alcánzame las gracias necesarias para que este vía crucis sea fecundo en mi corazón



I Estación - Jesús ante el Senedrín

Jesús a Santa Faustina: No te extrañes si a veces sospechan de ti injustamente. Yo por amor a ti, fui el primero en beber este cáliz„ de sufrimientos injustos (289). Cuando estaba ante Herodes he obtenido para ti la gra­cia de saber elevarte por encima del desprecio humano, de seguir, fielmente mis pasos (1164).

Santa Faustina: Jesús, somos sensibles a las palabras y queremos responder de inmediato, sin reparar si es la voluntad de Dios que hablemos. El alma silenciosa es fuerte, ninguna contrariedad le hará daño si persevera en el silencio. El alma silen­ciosa es capaz de la más profunda unión con Dios (477).

Jesús misericordioso, ayúdame a que sepa aceptar cada juicio humano y no me dejes pro­nunciar nunca la sentencia de condena contra ti en mis prójimos.



 Jesús a Santa Faustina: No tengas miedo de los sufrimientos, Yo estoy contigo, (151 ). Cuanto más ames el sacrificio, tanto más puro será tu amor hacia mí (279).

 Santa Faustina: Oh Jesús, te doy gracias por las pequeñas cruces, por las contrariedades con las que tropiezan mis propósitos, por el peso de la vida comunitaria, por una mala interpretación de mis in­tenciones, por las humillaciones por parte de los demás, por el comportamiento áspero frente a mí, por la salud débil y por el agotamiento de las fueras, por repudiar yo mi propia voluntad, por el anonadamiento de mi propio yo, por la falta de reconocimiento en todo, por los impedimentos hechos a todos mis planes (343).

Jesús misericordioso, enséñame apreciar las dificultades de la vida, la enfermedad, cada sufrimie

nto y con amor llevar esta cruz cotidiana.



 III Estación: Jesús cae bajo el peso de la cruz

 Jesús a Santa Faustina: Las culpas involuntarias de las almas no retienen mi amor hacia ellas ni me impiden unirme a ellas; sin embargo las culpas, aunque sean las más pequeñas pero voluntarias frenan mis gracias y a tales almas no las puedo colmar de mis dones (1641).

 Santa Faustina: Oh Jesús mío, soy tan propensa al mal y eso me obliga a vigilarme continuamente, pero nada me desalienta, confío en la gracia de Dios, que abunda donde la miseria es la más grande (606).
 Señor misericordioso. guárdame de cualquier infidelidad, aunque sea la más pequeña. pero vo­luntaria y consciente.

IV Estación: Jesús encuentra a su Madre
 Jesús a Santa Faustina: Aunque todas las obras que surgen por mi voluntad están expuestas a grandes sufrimientos, sin embargo considera si alguna de ellas estuvo expuesta a mayores dificultades que la obra directamente mía- la obra de la Redención.  No debes preocuparte demasiado por las contrariedades (1643).
Santa Faustina: Vi a la Santísima Virgen (…), que se acercó  mí (…) y me dijo estas palabras: Sé valiente, no tengas miedo de los obstáculos engañosos, sino contempla atentamente la Pasión de mi Hijo y de este modo vencerás. (449).
María, Madre de la Misericordia, está conmigo siempre, sobre todo en el sufrimiento, así como estabas en la vía dolorosa de tu Hijo.

V Estación: Simón Cirineo ayuda a Jesús a lleva la Cruz
 Jesús a Santa Faustina: Permito contrariedades para multiplicar méritos.  Yo no recompenso por el resultado positivo sino por la paciencia y el trabajo emprendido por mí (86).
Santa Faustina: Oh Jesús mío, tú no das la recompensa por el resultado de la obra, sino por la voluntad sincera y el esfuerzo emprendido; por lo tanto estoy completamente tranquila, aunque todas mis iniciativas y mis esfuerzos quedaran frustrados, ni fueran realizados jamás, si hago todo lo que está en mi poder, lo demás no es cosa mía (952).
 Jesús, Señor mío, que cada pensamiento, cada palabra, cada actividad sean emprendidos sólo por amor a tí.  Purifica mis intenciones.

VI Estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús 
Jesús a Santa Faustina: Has de saber que cualquier cosa buena que hagas a cualquier alma, la acojo como si la hubieras hecho a mí mismo (1768).
Santa Faustina: Aprendo a ser buena de Jesús de Aquel que es lo bondad misma, para que pueda ser llamada hija del Padre Celestial (669). Un gran amor sabe transformar las cosas pequeñas en cosas grandes y solamente el amor da valor a nuestras acciones (303).
Señor Jesús. Maestro mío, haz que mis ojos, mis manos, mi boca, mi corazón... sean misericordiosos. Transfórmame en misericordia.

VII Estación: Jesús cae por segunda vez
Jesús a Santa Faustina: La causa de sus caídas está en que cuentas demasiado contigo misma y te apoyas muy poco en mí (1488). Debes saber que por ti misma no puedes nada (639). No eres capaz de recibir ni siquiera mis gracias sin mi ayuda (738).
Santa Faustina: Jesús no me dejes sola (..). Tú sabes, Señor, lo débil que soy. Soy un abismo de mise­ria, soy la nada misma. Por eso ¿qué habría de extraño si me dejaras sola y yo cayera si me dejaras sola? (1489). Por eso Tú, oh Jesús, tienes que estar continuamente conmigo como la madre cerca de su niño débil, y aún más (264). 
Que me apoye tu gracia, Señor, para que no caiga continuamente en los mismos errores: y si caigo, ayuda que me levante y glorifique tu mi­sericordia.

VIII Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
Jesús a Santa Faustina: Oh, cuánto me agrada la fe viva (1420). Deseo que haya en ustedes más fe en el momento actual (352).
Santa Faustina: Te ruego ardientemente, Señor, que dejes reforzar mi fe para que en mi gris vida cotidiana no me guíe según la consideraciones hu­manas, sino según el espíritu. Oh, como todo atrae al hombre hacia la tierra, pero una fe viva mantiene el alma en una esfera más alta y al amor propio le asigna el lugar que le corresponde, es decir, el último (210). 
Señor misericordioso, gracias por el santo Bautismo y la gracia de la fe. Vuelvo a llamar continuamente: ¡Señor, creo, aumenta mi fe!

IX Estación: Jesús cae por tercera vez
Jesús a Santa Faustina: Has de saber que el mayor obstáculo para la san­tidad es el desaliento y la inquietud injustificada que te quitan la posibilidad de ejercitarte en las virtudes ( ...)Yo estoy siempre dispuesto a perdo­narte. Cada vez que me lo pidas, glorificas mi misericordia (1488).
Santa Faustina: Oh Jesús mío, a pesar de tus gracias, siento y veo toda mi miseria. Comienzo el día luchando y lo termino luchando; en cuanto aparto una di­ficultad, en su lugar surgen diez por superar, pero no me aflijo por ello, porque se muy bien que éste es tiempo de la lucha y no de la paz. (606).
Señor misericordioso, te doy, lo que es mi propiedad exclusiva, es decir el pecado y la debi­lidad humana. Te ruego que mi miseria se aho­gue en tu insondable misericordia.
Resultado de imagen para Jesús es despojado de sus vestiduras
X Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras
Santa Faustina: Jesús se presentó delante de mí inespera­damente, despojado de las vestiduras, cubierto de llagas en todo el cuerpo, con los ojos llenos de sangre y de lágrimas, la cara desfigurada, cu­bierta de salivazos. De repente el Señor me dijo: La esposa debe asemejarse al Esposo.
Santa Faustina: Entendí estas palabras en profundidad. Aquí no hay lugar para ninguna duda. Mi semejanza a Jesús debe realizarse a través del sufri­miento y de la humildad (268).
 Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón según tu Corazón.

XI Estación: Jesús es clavado en la cruz
Jesús a Santa Faustina: Discípula mía, ten un gran amor para aquellos que te hacen sufrir; haz el bien a quienes te odian (1628).
Santa Faustina: Oh Jesús mío, tú sabes qué esfuerzos son necesarios para tratar sinceramente y con senci­llez, con aquellos de los cuales nuestra naturaleza huye, o con los que nos hicieron sufrir consciente o inconscientemente, esto es imposible humana­mente. En tales momentos mas que en otras oca­siones, trato de descubrirte a ti, Jesús, en aque­llas personas y por ti hago el bien para ellas (comparar 766).
Oh Amor purísimo, reina totalmente en mi corazón y deja amar lo que supera la medida hu­mana (comparar 328).

XII Estación: Jesús muere en la cruz
Jesús a Santa Faustina: Todo esto por la salvación de las almas. Reflexiona, hija mía, sobre lo que haces tú para su salvación (1184).
Santa Faustina: Entonces vi a Jesús clavado en la cruz.  Después de estar Jesús colgado en ella vi toda una multitud  de almas crucificadas con Jesús. Y vi la tercera muchedumbre de almas y la segunda de ellas. La segunda infinidad de almas no estaba clavada en la cruz, sino que las almas sostenían fuertemente la cruz, en la mano; mientras tanto la tercera multitud de almas no estaba clavada ni sostenía la cruz fuertemente, sino que esas almas arrastraban la cruz, detrás de sí y esta­ban descontentas. Entonces Jesús me dijo:
Jesús: Ves, esas almas que se parecen a mí en el sufri­miento y en el desprecio, también se parecerán a mí en su gloria; y, aquellas que menos se aseme­jan a mí en el sufrimiento y en el desprecio, serán menos semejantes también en mi gloria (446).
Jesús, Salvador mío, escóndeme en el fondo de tu Corazón para que alimentada con tu gracia pueda asemejarme a ti en el amor a la cruz y participar en tu gloria.

XIII Estación: Jesús es bajado de la cruz
Jesús a Santa Faustina: El alma más querida para mí es la que cree fuer­temente en mi bondad y la que tiene confian­za plenamente; le ofrezco mi confianza y le doy todo lo que pide (453).
Santa Faustina: Acudo a tu misericordia, Dios compasivo, sólo Tú eres bondad. Aunque mi miseria es grande y mis ofensas muchas, confío en tu miseri­cordia porque eres Dios de misericordia y desde tiempo inmemorial nunca se ha oído, ni el cielo ni la tierra recuerdan que un alma confiada en tu misericordia haya quedado decepcionada. (1730)
Jesús misericordioso, cada día multiplica en mí la confianza en tu misericordia para que siempre y en todas partes dé testimonio de tu bondad y tu amor infinito.

XIV Estación: Jesús es puesto en el sepulcro
Jesús a Santa Faustina: Aún no estás en la patria; así pues, ve fortalecida con mi gracia y lucha por mi reino en las almas humanas y lucha como una hija real y recuerda que pronto pasarán los días del destierro , con ellos la oportunidad de adquirir méritos para el cielo. Espero de ti (...) un gran número de almas que glorifique mi misericordia durante toda la eternidad (1489).
Santa Faustina: A cada alma que me has confiado, oh Jesús, procuraré ayudarla con la oración y el sacrificio, para que tu gracia pueda obrar en ella. Oh gran Amante de las almas, oh Jesús mío, te agradezco por esta gran confianza, ya que te has dignado confiar estas almas a nuestro cuidado (245).
Haz Señor misericordioso, que no perezca ni una sola alma de las que me has 

domingo, 28 de octubre de 2018

10 lecciones de Santa Faustina sobre la Sagrada Eucaristía

El profundo amor y devoción a la Eucaristía fue el centro de la vida de Santa Faustina. El amor Eucarístico motivó cada una de sus acciones 


El nombre religioso completo de Santa Faustina fue Sor María Faustina del Santísimo Sacramento. Su profundo amor y devoción a la Eucaristía fue el centro de su vida. El amor Eucarístico motivó cada una de sus acciones.

Casi cada página del diario espiritual de Santa Faustina hace referencia a la Eucaristía. A una amistad le dijo:

"El momento más solemne de mi vida es el momento cuando recibo la Sagrada Comunión y por cada Sagrada Comunión doy gracias a la Santísima Trinidad" (Diario de Santa Faustina, 1804).

En otro momento dijo:

"...Toda mi fortaleza está en Ti, oh Pan Viviente. Me sería difícil vivir un día sin recibir la Santa Comunión. Él es mi escudo; sin Ti, Jesús, no sé vivir". (Diario de Santa Faustina, 814).

1.- Jesús quiso quedarse y abrió Su corazón de misericordia
Jesús le dio a Santa Faustina un claro amor por el misterio de la Eucaristía. Ella lo describió como el maravilloso regalo de Su presencia en la tierra. Ella escribió en su diario que durante la Misa decía:

"Le agradezco al Señor Jesús por habernos redimido y por habernos dado el más grande de todos los regalos, la Santa Eucaristía". "Tú, oh Señor, partiendo de esta tierra deseaste quedarte con nosotros y te dejaste a Ti Mismo en el Sacramento del Altar y nos abriste de par en par Tu misericordia... nos abriste una inagotable Fuente de Tu Misericordia; nos ofreciste lo más valioso que tenías, es decir, la Sangre y el agua de Tu Corazón". (Diario de Santa Faustina, 1747).

2.- El sacrificio de amor fue completamente cumplido en la consagración
Durante una Hora Santa, en una visión del cenáculo, Sor Faustina vio la institución de la Santa Eucaristía. Ella entendiólo siguiente:

"En el momento de la consagración… el sacrificio fue completamente cumplido. Ahora se cumplirá solamente la ceremonia exterior de la muerte. En toda mi vida no tuve un conocimiento tan profundo de este misterio como en aquella hora de adoración" (Diario; 684, 757, 832).

3.- La misericordia que brotó de Su Corazón…
Santa Faustina le pidió a Dios que le permitiera al mundo entender más el misterio de la divina misericordia y de la Eucaristía. Ella dijo:

"¿Quién concebirá jamás y entenderá la profundidad de la misericordia que brotó de Su Corazón? Sólo en la eternidad conoceremos el gran misterio que nos fue dado en la Santa Comunión. Un día sabremos lo que Dios hace por nosotros en cada Misa, y qué clase de regalo nos tiene preparados a través de ella".

4.- Eucaristía: transfórmame en huésped vivo como propiciación por los pecadores
"Todas las lenguas de los hombres y ángeles unidos no podrían encontrar las palabras adecuadas para describir el misterio de Su amor y misericordia". "Jesús, transfórmame en una segunda hostia. Quiero ser una hostia viva para Ti. Tú eres el gran Señor, omnipotente, Tú puedes hacerme esta gracia. Y el Señor me contestó: Tú eres una hostia viva, agradable al Padre celestial" (Diario, 1826).

A través de nuestra comunión con Cristo crecemos en un amor que nos despoja de nosotros mismos y nos lleva a desear ofrecer penitencias por los pecadores. La Eucaristía nos mueve a una sed aún mayor por la salvación de las almas.

5.- Le debo todo a la Santa Comunión
Santa Faustina dijo:

"Todo el bien que está dentro de mí se lo debo a la Santa Comunión. Le debo todo a ella".

Ella fue transformada en una hostia viva a imagen de su Señor; escondida y quebrantada como Jesús en Su Pasión dando Su vida por nuestra redención.

La unión de Santa Faustina con Dios aumentó durante la Misa, la Santa Comunión y durante la Adoración del Santísimo Sacramento. La vida Eucarística es transformadora.

6.- El amor pide solamente una cosa: reciprocidad
Su unión con el Señor fue, en Sus palabras, como una novia:

"Aquí estoy entero para ti, con el cuerpo, el alma y la divinidad, como tu Esposo. Tú sabes lo que exige el amor, una sola cosa, es decir, la reciprocidad" (Diario, 1770).

Lo que ella experimentó durante la Santa Comunión fue una completa unión con la Santísima Trinidad:

"En aquel mismo instante fui atraída al seno de la Santísima Trinidad y fui sumergida en el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (Diario; 1670, 1121, 1129)

7.- En la Hostia está tu fuerza…
"Estos momentos de unión son una prueba de la Eternidad", dijo ella (Diario, 969). Santa Faustina se fortalecía y buscaba refugio de las luchas diarias de su vida en recibir la Santa Comunión. El Señor le dijo: "En la Hostia está tu fuerza, ella te defenderá" (Diario, 616).

El amor Eucarístico es infinitamente poderoso para defendernos de todo lo que dañe nuestra salvación.

8.- Rayos de Misericordia brotan de la Santa Eucaristía cubriendo el mundo.
Durante la Santa Misa, muchas veces Santa Faustina experimentó visiones del Señor y cerca de sesenta de dichas visiones se encuentran en su diario espiritual.

A menudo, Santa Faustina veía al Niño Jesús durante la Misa, pero además, en ocasiones, vio a la Santísima Madre, o a Jesús durante Su Pasión, y algunas veces, en Su gloriosa majestad.

Ella recuerda ver los rayos de misericordia como en la imagen de la Divina Misericordia brotando de la Santa Eucaristía, en ocasiones cubriendo al mundo (Diario 420, 441,1046).

9.- La Eucaristía está estrechamente asociada a los vasos de misericordia
La Santa Comunión es la parte más importante de la celebración de la Fiesta de la Divina Misericordia. La Fiesta de la Divina Misericordia, la Imagen, la Coronilla, y la oración a las 3 PM, todas están estrechamente relacionadas a la Eucaristía.

En un sinnúmero de ocasiones, Santa Faustina vio a la Eucaristía irradiando rayos rojos y blancos, como en la Imagen de la Divina Misericordia.

La Coronilla de la Divina Misericordia es Eucarística. Es un ofrecimiento del Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, al Padre, como propiciación de los pecados del mundo.

10.- El Acto Eucarístico de Ofrecimiento de Faustina
Al recibir la Eucaristía, Santa Faustina se ofrecía a sí misma en total entrega a la voluntad de Dios con este acto de ofrecimiento personal que ella misma compuso:

"Oh Jesús Hostia que en este momento he recibido en mi corazón y en esta unión contigo me ofrezco al Padre celestial como hostia expiatoria, abandonándome plena y absolutamente a la misericordiosísima Santa Voluntad de mi Dios.

Desde hoy, Tu voluntad, Señor, es mi alimento. Tienes todo mi ser, dispón de él según Tu divina complacencia… Y

a ahora no temo ninguna de Tus inspiraciones ni analizo con preocupación a dónde me llevaran… tengo confianza absoluta en Tu voluntad que es para mí el amor y la misericordia mismos" (Diario 1264, 456).

Sanación Eucarística y Resurrección
La Eucaristía sana en formas vistas y no vistas y afecta nuestra resurrección. El padre Lawrence Lovasik escribió:

"La Santa Comunión establece no solo contacto espiritual entre Jesucristo y nosotros sino además contacto físico a través de las ‘especies’ del pan.

La resurrección del cuerpo es indicio de este contacto físico con Cristo. Los cuerpos resucitados de aquellos que han recibido meritoriamente la Eucaristía durante su vida resplandecerán más sorprendentemente por su contacto frecuente, a lo largo de su vida, con el Cuerpo resucitado de su Señor" (Padre Lawrence Lovasik, El libro básico de la Eucaristía, Sophia Press, 140).

Oración para convertirse en custodia viviente
Señor Jesús, por favor conviérteme en una custodia eucarística viviente para que pueda convertirme en vaso de misericordia llevando Tu amor a los demás.

A través de nuestra incorporación eucarística, concédeme ser un hijo de la luz, sal de la tierra, pan para el hambriento, agua para el sediento, vino nuevo y aceite sanador para los demás.

Que la gente te vea en este corazón, siervo tuyo, en la luz de mis ojos, en el calor de mi corazón, en el trabajo de mis manos, en las palabras de mi boca, en el incienso de mi oración, en la ligereza de mi risa, en el brillo de mis lágrimas, en la poquedad de esta criatura.

Oro, para que me escondas, en la custodia dorada de Tu amoroso corazón de manera que pueda ser custodia viviente irradiando rayos curativos de misericordia.

Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

domingo, 21 de octubre de 2018

LA HORA DE LA DIVINA MISERICORDIA



En octubre de 1937, en Cracovia (Polonia), el Señor Jesús pidió a Sor Faustina que se le rinda honor en la hora de su muerte, aunque sólo sea por unos momentos, para unirse con Él en la oración, recurriendo con súplicas a los valores y méritos de Su Pasión.

“Deseo que conozcas más profundamente el amor que arde en Mi Corazón por las almas, y tú comprenderás esto cuando medites Mi Pasión.

Apela a Mi misericordia para los pecadores, deseo su salvación. 
Cuando reces esta oración con corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión. Esta oración es la siguiente: 

Oh, Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío” (Diario, 187).

”A las tres, ruega por Mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en el abandono que sentí o sufrido en el momento de Mi agonía.

Ésta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en Mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión...” (Diario, 1320).

“...cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esta hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esta hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia.

(...) en esa hora procura rezar el Vía Crucis, y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración, allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a Mi misericordia de cada criatura...” (Diario, 1572).

“En la cruz, la Fuente de Mi Misericordia fue abierta de par en par por la lanza para todas las almas; no he excluido a ninguna” (Diario, 1182).

LA CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA



La Coronilla a la Divina Misericordia la dictó el Señor Jesús a sor Faustina en Vilna (Lituania) los días 13-14 de septiembre de 1935 como una oración que debe ser rezada para alcanzar la gracias de la misericordia de Dios para los pecadores.
“A través de ella obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad” (Diario, 1731).

“Reza incesantemente esta coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita” (Diario, 687).

“Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando delante de un agonizante en rezada esta coronilla, se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma” (Diario, 811).

“Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso” (Diario, 1541).

Para rezarla, con las cuentas del rosario. “Al comienzo: 
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén. 
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, Su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

En las cuentas grandes (1 x): Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, 
el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, 
como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero.
En las cuentas pequeñas (10 x): Por Su dolorosa pasión,
ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Al finalizar (3 x): Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
ten piedad de nosotros y del mundo entero” (Diario, 476).

LA ORACIÓN PARA PEDIR LA PROTECCIÓN E INTERCESIÓN DE LA MADRE DE MISERICORDIA

Oh, mi Señora, Santa María 
A Tu gracia, protección particular y misericordia, 
hoy y todos los días y en la hora de mi muerte, 
encomiendo mi alma y mi cuerpo. 
Toda mi esperanza y todo mi consuelo, 
todas las aflicciones y dolencias, 
toda mi vida y el final de mi vida te entrego, te lo confío, 
para que por Tus méritos todas mis acciones se celebren 
y rijan por Tu voluntad y por la voluntad de Tu hijo. Amén.

sábado, 20 de octubre de 2018

LAS ORACIONES DE SANTA FAUSTINA

LA ORACIÓN PARA PEDIR LA PROTECCIÓN
E INTERCESIÓN DE LA MADRE DE MISERICORDIA




Oh, mi Señora, Santa María
A Tu gracia, protección particular y misericordia,
hoy y todos los días y en la hora de mi muerte,
encomiendo mi alma y mi cuerpo.
Toda mi esperanza y todo mi consuelo,
todas las aflicciones y dolencias,
toda mi vida y el final de mi vida te entrego, te lo confío,
para que por Tus méritos todas mis acciones se celebren
y rijan por Tu voluntad y por la voluntad de Tu hijo. Amén.





LAS ORACIONES DE SANTA FAUSTINA

“Oh Jesús, tendido sobre la cruz, Te ruego, concédeme la gracia de cumplir fielmente con la santísima voluntad de Tu Padre, en todo, siempre y en cualquier lugar. Y cuando esta voluntad de Dios me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que Te ruego, Jesús, que de Tus heridas fluyan sobre mí fuerza y fortaleza y que mis labios repitan: Hágase Tu voluntad, Señor. (...) compasivo Jesús, concédeme la gracia de olvidarme de mi misma para que pueda vivir totalmente por las almas, ayudándote en la obra de salvación, según la santísima voluntad de Tu Padre...” (Diario, 1265).


“Oh Señor, deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti Que este supremo atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla.
Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás critique a mi prójimo sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.
Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargar sobre mí las tareas más difíciles y más penosas.
Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. (...)
Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo (...)
Que Tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí” (Diario, 163).


“Oh, Dios misericordioso que no nos desprecias sino que continuamente nos colmas de tus gracias, nos haces dignos de Tu reino y en Tu bondad llenas con los hombres los lugares abandonados por los ángeles ingratos. Oh Dios de gran misericordia que has apartado Tu santa vista de los ángeles rebeldes dirigiéndola al hombre arrepentido, sea honor y gloria a Tu misericordia infinita...” (Diario, 1339).


“Oh Jesús, deseo vivir el momento actual, vivir como si este día fuera el último de mi vida: aprovechar con celo cada momento para la mayor gloria de Dios, disfrutar de cada circunstancia de modo que el alma saque provecho. Mirar todo desde el punto de vista de que sin la voluntad de Dios no sucede nada. Oh Dios de misericordia infinita, abraza al mundo entero y derrámate sobre nosotros a través del piadoso Corazón de Jesús” (Diario, 1183).


“Oh Dios de gran misericordia, bondad infinita, hoy toda la humanidad pide, desde el abismo de su miseria, Tu misericordia, Tu compasión, oh Dios; y llama con la potente voz de la miseria. Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. Oh Señor, Bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, Te imploramos, anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente Tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte. Que la omnipotencia de Tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida...” (Diario, 1570).


LOS FRUTOS DE LA ORACÍON


“A través de la oración el alma se arma para enfrentar cualquier batalla. En cualquier condición en que se encuentre un alma, debe orar. Tiene que rezar el alma pura y bella, porque de lo contrario perdería su belleza; tiene que implorar el alma que tiende a la pureza, porque de lo contrario no la alcanzaría; tiene que suplicar el alma recién convertida, porque de lo contrario caería nuevamente; tiene que orar el alma pecadora, sumergida en los pecados, para poder levantarse. Y no hay alma que no tenga el deber de orar, porque toda gracia fluye por medio de la oración” (Diario, 146)


“El alma debe ser fiel a la oración, a pesar de las torturas, la aridez y las tentaciones, porque de tal plegaria en gran medida depende a veces la realización de los grandes proyectos de Dios; y si no perseveramos en tal plegaria, ponemos impedimentos a lo que Dios quiere hacer a través de nosotros o en nosotros. Que cada alma recuerde estas palabras: Y encontrándose en una situación difícil, rogaba más tiempo” (Diario, 872).





“Debemos rezar frecuentemente al Espíritu Santo pidiendo la gracia de la prudencia. La prudencia se compone de: la reflexión, la reflexión razonable y el propósito firme. La decisión final siempre nos pertenece” (Diario, 1106).





"Cuando reces esta oración con corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión. Esta oración es la siguiente:

Oh, Sangre y Agua que brotaste del Coraz ón de Jesús
como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío” (Diario, 187).